moverse lentamente mientras se llenaba la camiseta trocitos de hojaldre y chocolate. La chica del flequillo había pasado un segundo comiendo, sin embargo Priscilla la había estado observando durante un minuto.
¡Pri! ¡chacha! -le dijo su amiga Dunia moviendo la mano justo delante de sus ojos.
¿Qué pasa?, ¿qué pasa? -dijo Priscilla muy sobresaltada.
Pues que estabas ida, obnubilada, evadida, abstraída... -dijo Dunia con su habitual tono de pasota buena onda.
Es que de repente me dio la impresión de que todo iba muchísimo más despacio, ¿alguna vez te ha pasado algo así? -dijo Pricilla sacudiendo la cabeza como para despertarse.
Pues sí, claro -contestó Dunia mientras se estiraba un poco los leotardos.
¿Y por qué pasa? ¿es algo malo? -dijo Priscilla nerviosa.
Tranqui, no es más que un... desfase -dijo Dunia mientras movía las manos lentamente como si acariciase un balón invisible.
Ya eso lo sé pero ¿porqué va todo tan lento? -se desesperaba Priscilla.
Querida mía, el mundo no va más lento, eres tú la que va más rápido que de costumbre -dijo Dunia sintiendo compasión sobre el desconocimiento de su amiga acerca de sí misma.
Y entonces... -dijo Priscilla moviendo las manos como si empujase algo desde abajo.
Entonces Dunia la miró directamente a lo ojos y sujetándola por los hombros le dijo: “cariño, lo que tienes es un problema de exceso de velocidad”.
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